OHANA SIGNIFICA FAMILIA, FAMILIA QUE NO SE OLVIDA Y QUE SIEMPRE ESTARÁ JUNTA.
Nos querremos mas que a nadie pa' que no corra ni el aire entre tú y yo.

lunes, 17 de septiembre de 2012

Y adelante hacia la luna.

Dudas, dudas y más dudas revoloteaban a mi alrededor. Las 21:05 y yo seguía sin abrir, ¿se habría ido? Joder, si es que soy idiota, pensé. Empezó a sonar mi móvil, de nuevo "El hijo de la Inés", un número que no estaba registrado en mi agenda.Cuando lo fui a coger colgó, y desde fuera sonó su voz diciendo "Se que estás ahí, eh, podrías salir aunque solo fuera a ponerme una excusa." Cogí las llaves y salí. "¿Excusa? Es que me había quedado dormida y me despertó el timbre pero no me acordé de abrir. ¿Cómo tienes mi móvil? Bueno, no sé ni por qué lo pregunto, Rebeca, fijo." Él asintió y se rió. No, por favor no sonrías si no quieres que... Pero, ¿qué estaba pensando? ¿Enamorarme? Imposible. Necesitaba un cigarro, saqué el paquete y el mechero del bolsillo. "¿Fumas?" "No, si te parece toco la trompeta" Mierda, había sonado muy borde. "¿Quieres?" Él lo rechazó y me dijo "No deberías fumar, luego no sabrás igual de bien que antes de fumártelo, además es malo para la salud" Acto seguido enrojecí, menudo cabrón. Debió de ver mi cara ya que se rió y dijo "Era broma pequeña, pero no fumes ¿eh?" No le hice ni caso y me dispuse a encender el mechero para prender ese cigarro, pero Alex me cogió de la mano me dio un giro brusco me quitó el cigarro de la boca y me besó. Le devolví el beso, y así 10, 15, 20, 30 veces más. Nos separamos y me miró. "No deberías haberte puesto pintalabios enana" Mierda... Me reí, como hacía años que no reía, como si en ese beso se hubieran ido todos los fantasmas que me perseguían desde entonces. ¿Le quería o iba a ser uno como cualquiera de todos los que ya fueron? No sé, me decantaba por la primera, pero no quería acelerar las cosas, todo tenía su tiempo y espacio. En venganza me acerqué y le estampé un colorido beso rosa en la mejilla, y luego en la otra. Pero no se limpió, dejó ahí esos dos besos, como me explico más tarde camino al restaurante entre risas, conversaciones y besos bajo la noche más oscura que nunca hayáis imaginado, eran como algo sellado entre dos, entre nosotros, algo que sólo se borraría si yo quería.
Al salir fuera del restaurante fuimos hasta un aparcamiento donde estaba una moto. "Eres tan tonto que has traído la moto hasta aquí y me has ido a buscar andando." dije. "Es que si no no podría haberte besado". En realidad, tenía razón, en mi opinión, era una razón coherente. "¿Y ahora vamos a algún sitio en especial o me llevas a mi casita de nuevo?" "Mmmm, hacemos un trato. Yo te llevo a un sitio especial pero tú no abres los ojos hasta que yo te diga. Si los abres te quedas sin ir y sin beso de despedida eh". Acepté el trato. Cerré los ojos y subí a la moto, él comprobó que los llevaba cerrados y arrancó. Mis pensamientos corrían al doble de velocidad que la moto. Un chico, que hacía apenas 24 horas solo conocía de vista me había revuelto por dentro, destrozado todas mis ideas, mis vergüenzas (si es que aún quedaba alguna). No podía entenderlo, eramos totalmente incompatibles. Yo era una flor que a los dos días se marchitaba y él era como la primavera en el Paraíso, eterna. No sabía, no entendía, no pensaba, pero si sentía, extrañas sensaciones correteaban en mí, y hacía mucho que no notaba algo así, incluso puede que nunca hubiera llegado a notarlas tan fuerte, ni siquiera con Gonzalo, otra vez, me recordaba tanto a todo aquello. Pero no, no podía volver a caer. Volví a la carretera, al asiento trasero de la moto, Alex delante mío, me gustaba su... su... aroma, no usaba ningún perfume, él olía así. Paró la moto y dijo "Llegamos, ¿estás preparada?" En realidad... ¿lo estaba?

Que bonito eso de saber que a cada paso que yo dé lo darás tú también.

Siempre así.