OHANA SIGNIFICA FAMILIA, FAMILIA QUE NO SE OLVIDA Y QUE SIEMPRE ESTARÁ JUNTA.
Nos querremos mas que a nadie pa' que no corra ni el aire entre tú y yo.

sábado, 10 de enero de 2015

Desperdidas




Diciembre te eligió a ti para perderte entre sombrillas de playa y besos a quemarropa. Irónico. Hoy sois todos tan Bob Dylan con Make you feel my love que suena hasta bonito y terrorífico al mismo tiempo. Yo me siento en un banco, y con la música en alto taraeo a Bowie, Heroes.
Qué será de nosotros el día que dejemos de decepcionarnos, no somos más que héroes de pacotilla, guerreros curtidos en batallas perdidas, inseguibles modelos a seguir, metas alcanzables para un cualquiera. Y eso es tan triste, que suena hasta inocente. Huracanes y ganas, ganas de volver atrás o de seguir adelante o de quedarse quieto, pero no de salirse de tanto camino.

 Hoy en día vivimos entre femmes fatal y poetas suicidas en busca de musas inconclusas. De todos los Peter  Pan y Alicias perdidas por sus países maravillosos. Nos ahogamos entre maletas, zapatos de charol y camisas blancas. Entre ruido que no nos permite gritar, ayer escuche un grito, desgarrador, silencioso, revolución.
Baila conmigo, y písame los pies, escóndete a la vista, vuela, duerme sin tener que soñar, tírame al suelo, ponte justo encima y entonces dispara.
Hoy llueve, éxtasis, bailemos en París entre todos esos paraguas grises y caras tristes, por desgracia, no puede llover siempre.






sábado, 22 de noviembre de 2014

Las cosas que nunca dije.

Nunca escribiste sobre lo que es ver despertar a alguien, sobre el amor, las canciones tristes o los sueños rotos. Sobre dormir abrazada llorando a la almohada, sobre que tu piel sean todo cicatrices de guerras de dientes y besos, de camas y versos. Pero tranquilo, yo ya he escrito mucho sobre eso. Nunca contaste sobre los Domingos de acción, sobre un vals desenfrenado, sobre las acampadas en el Sol y nuestros días en la mismísima luna, sobre las espaldas que se parecían a la mía, pero que no tenían mis lunares, sobre el beso en la frente, sobre anochecer. Nunca cantaste sobre los amigos que son hogar, los labios que son persona, amanecer desnudos, vivir luchando, ser una canción y sentir un momento. Nunca pensaste en sentir sobre un escenario completamente vacío, o en volver a quien fue dolor, en bailar descalzos bajo la tormenta más loca de verano, Nunca dijiste "te quiero" en el momento adecuado, muy tarde, demasiado pronto, lo que es oír tus tacones por el pasillo. Nunca dijiste nada sobre (sobre)volar.
Porque nunca será tu espalda la de mis rutinas, nunca serán mis ruinas las que reconstruya (cualquiera).

miércoles, 1 de octubre de 2014

“Una petición es un poema y un poema es una petición.” - The dreamers.

Enrédame en tus manos
como si no quisieras que me fuera,
como si el Sol no matara
cada lunar de mi espalda
entre las sábanas.

Acércate a la luna
y observa su cruel belleza.
Duerme
en las nubes de mi pelo. 
Refúgiate en mí
(como si hubiera una guerra fuera).

Arráncame de las sábanas. 
No me dejes respirar,
aguantar,
despertar,
volver,
sola.

Mírate,
iluso,
desesperado,
impaciente,
increíble.

Bésame
dejándome sin aire,
prendiendo fuego
a un pedazo de hielo.
Imposible.

Se mi calor
en las camas,
noches,
madrugadas,
sonrisas
(y no solo las frías).

Baila conmigo la danza
de la lluvia en verano,
como si fuera una nueva
revolución,
rebelión.

Pero no te enamores.

miércoles, 17 de septiembre de 2014

Ahora que llega el frío.

Hace tiempo que no veo su figura difuminada bailando en la cornisa de la ventana. Casi han pasado las mismas horas desde que el frío y el invierno, el blanco y el vaho solo quieren vivir conmigo. La verdad es que he llegado a pensar en echarle de menos, pero acabé descartando siempre esa absurda idea.
Será cierto eso de que con los pies fríos no se piensa bien. Y de repente, vuelo, vuelo a tal velocidad que temo estamparme contra mí misma, pura piedra. Tú, en cambio, que no parabas de volar por eso de ser aire, emprendiste tu último vuelo y ahora no despegas los pies de la tierra. Que ironía, hipocresía.
Escucho a gritos y a voces mi canción y tu voz sigue desangrando(me) cada amanecer. Añoro esa postura de femme fatale que nunca tuve. No pensaba que la autodestrucción pudiera llegar a ser tan agradable.
De todas formas, seguro que sigues deshojando margaritas, oliendo las páginas de los libros nuevos de poesía (de cualquier otra). Pero aún así, ¿qué coño saben las flores de la primavera?, ¿qué cojones sabe la poesía de ti? Nada, ni siquiera yo lo sé, a pesar de intuir que la mezcla de ambas podría ser mi cielo, a pesar de saber que nunca creeré en él.
Hoy he vuelto a nuestro bar, a dos pisos del suelo, y a tres palmos de las nubes, y sobre la mesa de siempre vuelve a reposar el libro de Escandar, al lado de un café con leche que quema demasiado. Al menos él ha encontrado la manera de arder.
Y yo, ilusa, sigo esperando que subas esas putas escaleras, amarrado a una cerveza, sonriendo como siempre, o como nunca, y que te pares a mirar por la ventana, fingiendo tener el mundo a tus pies. Pero bueno, aquí sigo, en la mesa de siempre, con el libro de siempre, la taza de café de siempre, escribiendo lo de siempre, y como siempre, huyendo del frío invierno.


miércoles, 27 de agosto de 2014

Noches.

La noche cae sobre tus clavículas mientras te vistes de blanco y sonríes a la luna de las noches en vela. Y lo único que consigues es bailar con ella, sin ti. Luna, que sigues al pie del cañon, de noche en noche, de juerga en juerga, de cama en cama, de vida en vida, de boca en boca, de susurro en susurro, de ti en mí. Creces, desesperada por ver, por liberar(te), por vivir, por crecer, por sentir, por soñar, por creer. Pero los besos de los que nunca vuelven se quedaron en tus clavículas, pequeña, latiendo como un disparo a quemarropa, quemando como el hielo, susurrando palabras de odio y desamor. Desamor, ¿de verdad existes o eres tan solo un invento para hacerlo todo más bonito o menos auténtico? ¿Qué importa? ¿Algo realmente importa? Tú sigues tan tú, y yo sigo quitandome de mí mismo.

La noche cae
sobre tus clavículas
como vistiendo primaveras.
Y yo, solo yo.

jueves, 10 de julio de 2014

Y la puerta sigue abierta.

Pasa, la puerta está abierta,
aunque antes preferías entrar
por la ventana, sin llamar,
de golpe y porrazo.

Adelante, destroza,
una vez más,
la imagen de mí mismo,
el vuelo de tu mano,
el azul, el verano.

Arañaste mi capa de heroína
y desde entonces no vuelo,
ni nadie se siente volar conmigo.

Poeta, tú,
que me vestías y desvestías
de versos baratos y perfumados
de burdel nocturno,
adelante.

Álter ego, me miras desde el espejo
lleno de reproches y grietas,
me invades por las noches,
me arrullas, te calmo,
me besas y te acojo en mí.

Luna, fría y altiva,
inerte, danzarina, nocturna,
agitas los vuelos de mi falda
y te cuelgas de mis sueños,
de tu pecho.

Ruinas, que solías llamar mundo.
Poemas, que solías decir míos.
Rutinas, que solías salvar.
Poetas, que querían cantar.

La puerta sigue abierta,
yo sigo tumbada en mi cama,
tú sigues siendo poeta,
pero ya no estás en mis besos,
ya no estoy en tus versos.


jueves, 26 de junio de 2014

Aires de poeta.

Luna esconde la cara
para no ver al que 
hace tiempo fue su abrigo.
Cuando se encuentra sola
por las noches, se acurruca
en mi pecho blanco.


Luna oculta su mirada
de los ojos de la gente corriente
porque hace tiempo que va
sola por la carretera de mi risa.
Se acomoda entre tus brazos
como hacía antes de ayer.


Luna se baña en las cenizas
que envuelven mi cama desde
que te has marchado y yo, solo,
vuelvo a escribir sobre las sábanas
que han perdido su color azul,
vuelvo a la magia de las letras desordenadas.


Luna, fiel compañera de las noches
de insomnio y poesía, sin besos
capaces de salvarte de sus ojos
negros azabache y su boca
color rojo amapola, toda mía.
Lo era. Hoy no.


Luna se ha perdido entre mis recuerdos
que no son más que poemas,
canciones y cartas escritos
con mala letra y guardados
en un cajón, dibujando
te, de colores, pero sin cera azul.


Luna se despide cada amanecer
porque no está segura de
que vaya a volver sin cicatriz,
sin canciones tristes (que duelan).
Anoche Luna disparó directo
al pecho que alguna vez fue su hogar.

Que bonito eso de saber que a cada paso que yo dé lo darás tú también.

Siempre así.