'Si escribo versos es porque no sé escribir aviones. Mis poemas son mi pequeña forma de acariciarte.'
sábado, 28 de diciembre de 2013
Construir cabañas junto al cielo.
Hacía años si tenía un hogar, y una persona importante, me gustaba decir que era mi mejor amigo. Él era aquella persona con la que compartía todos los dulces de mi merienda, con la que saqué la gran mayoría de mis sonrisas, la persona que hacía promesas y las cumplía, habíamos construido nuestro propio mundo de cabañas junto al cielo. Pero hay algunas cosas que rompen incluso las promesas de dedo meñique. Repentinamente un día las cosas habían cambiado, ya no quedábamos a las 5 en la plaza del pueblo para bañarnos en el lago, o cazar saltamontes, o buscar caracoles, o cualquier cosa que tuviéramos en nuestra lista de cosas pendientes. Poco a poco esa lista se fue terminando, no aparecían cosas nuevas, y finalmente sólo quedó una, según él imposible, según yo mi rutina. Llegó una tarde en la que no se presentó, pensé que habría surgido cualquier imprevisto. Pero a la tarde siguiente se repitió, y a la de después, y la que va detrás, así hasta que decidí ir a su casa. Se había ido. En su lugar había alguien físicamente idéntico, pero él, mi mejor amigo ya no estaba allí.
Esperé durante meses su vuelta, pero cada vez se volvía más desconocido, y entonces, llegó la nada. Lo siguiente que recuerdo es estar metida en mi coche, junto al gato que prometimos cuidar, y con su olor adherido hasta el rincón más escondido de mí. Por suerte, encontré la manera de hacerme de hierro, salvo en noches como estas, en las que el frío y la ausencia de quien me diera calor penetraban en mí.
Cumpliré nuestra lista de cosas pendientes, aunque sea sin ti.
jueves, 12 de diciembre de 2013
Brindemos, compañeros.
martes, 12 de noviembre de 2013
Luna ya no baila sola.
Y esa es otra, cuando lloras parece que llueve, y yo me encuentro bailando debajo de toda esa lluvia que algún día terminará por ahogarme, en vez de poder decir "Aquí estoy, he venido a salvarte" porque sigo sin saber donde escondía mi disfraz de superhéroe. Y eso que de pequeña soñé mil veces con ser heroína. No sé si me entenderéis.
Y es que una vez probadas las prisas, el café tan amargo, los "amores" precipitados, los cuerpos fugaces y todos esos vacíos, buscas encontrar las ojeras de una persona al levantarte por las mañanas, ver como su espalda se pinta de amanecer, y sus manos frías acariciándote la cara. Y todo eso da mas placer que escuchar el disco entero de Abbey Road diez veces seguidas, que pasar cuatro veranos sin pausas en Roma, o que deshacer la cama con cualquier desconocido.
lunes, 14 de octubre de 2013
Locus amoenus.
"Sólo pienso en desnudarte y sentarme en un sitio detrás de tu ombligo."
viernes, 4 de octubre de 2013
Rue Royal solía ser un lugar agradable
"-Una pequeña historia, de Raquel Bartolomé.-
...los frescos amaneceres se recibían agradables en la cafetería ¨Rue Royale¨ , los madrugadores entraban apresurados y se arrimaban a la barra a solicitar su matutino desayuno y como no Lady Juliette se disponía a pedir su capuchino de las mañanas y sentarse en la mesa mas cercana a la cristalera desde la cual podía observar el comienzo del día en la capital francesa al margen del resto de la cafetería.
Tráfico espeso, gente ajetreada corriendo de un lado para otro atropelladamente y con caras de tener poco que contar. Juliette observaba atónita el panorama ,cruzó las piernas sorbió un trago de café y se arropó bien con una chaqueta de bonitos encajes de punto que le había regalado su hermana el mes pasado por su cumpleaños. Sus ojos se mantenían fijos en el pelotón de gente que se amotinaba en las calles y cruces de la avenida, tan ausente, no parecía estar allí, sin pestañear, extremadamente quieta, pareciendo atravesar con la mirada el cristal y cualquier otro objeto o persona que se interpusiese.
La cafetería Rue Royale solía ser un lugar agradable, situada en un lugar céntrico donde pocas veces se enturbiaba el ambiente. Entrar allí era parecido a encontrarse en el ambiente familiar de una vieja taberna Irlandesa, pero las enormes cristaleras que rodeaban el local la descatalogaban de tal. Siempre rondaba en el ambiente un olor a madrera rancia mojada en alcohol y rociada por el dulce aroma a café el cual al acercarse a la entrada atraía a todo aquel que desprevenido pasará por la puerta sin intención alguna de entrar.
Juliette acabó la taza de café, la dejó en la mesa y mientras se disponía a sacar el monedero, apareció Nicolas, el cual se acercó a la mesa de manera sigilosa a recoger, ella distraída estaba sacando el dinero del para pagar la cuenta cuando Nicolas de manera rápida y concisa levanto la taza de café de la mesa y superando las leyes de la gravedad y la dejó encima de la columna de platos y vasos apilados en la no exactamente pequeña bandeja de metal que sostenía sobre el brazo izquierdo. Sonriendo ampliamente saludó a Juliette mientras se condujo a abrir la ventana de la enorme cristalera. Juliette guardando el monedero sobresalatada por la rápida e inesperada aparición del apuesto joven se sonrojó y tartamudeo insegura -Bue-e-nos días Nicolas- mientras se incorporaba para salir de allí lo antes posible. Derrepente se percató de que la mirada de Nicolas la revisaba de arriba a abajo, lo cual hizo que se pusiera todavía más nerviosa, agilizó su acto y se despidió aproximándose hacia la puerta .Cuando ya estaba al lado de la salida, se giro para dedicarle una mirada más al muchacho antes de desaparecer, pero de repente se llevo las manos a la boca al ver que un objeto entraba por la ventana golpeando la pila de platos y vasos de la bandeja de metal haciendo que estos cayeran y crearan un gran estruendo en a cafetería , sin pensarlo dos veces se aproximo corriendo, se remango los faldones del bestido y se agachó a ayudar a Nicolas a recoger, el cual la rogaba una y otra vez que se detuviera antes de cortarse, ella le ignoró al ver que el objeto que había provocado el accidente revoloteaba entre las trozos de porcelana y cristal frenéticamente, y sin pensarlo dos veces recogió al animal y lo depositó en las manos de Nicolas el cual cara a cara permanecía fijo en los ojos de Juliette, segundos más tarde reaccionó y retiró la mirada para observar al individuo que yacía asustado entre sus dedos y sonrió mientras susurraba -Pobre animalillo..., aún agachados ella curiosa le preguntó -¿de que clase de ave se trata si se puede saber?- Negro como el carbón no era similar a los otros gorrioncillos que se acostumbraban a ver por la ciudad.
Él miro sorprendido por mostrado interés de la muchacha hacia el animal y mientras le acariciaba se incorporó, la invitó a sentarse de nuevo en la mesa y empezó a relatar:
En los extrarradios de Francia tirando más hacia el Norte de España por los Pirineos, vivía un cabrero el cual dedicó siempre la vida a sus animales desde bien niño por tradición familiar, viviendo solo y con poco más que entretenerse que la naturaleza de las montañas.
Una fría noche de invierno se quedó sin leña seca que echar al fuego, y sin la cual se vería en serios problemas de hipotermia. Decidió meter a todas las cabras en la chivitera y salir en busca de alguna corteza vieja que le sirviera de combustible para esa noche, se adentró entre los árboles de las montañas y comenzó su búsqueda. Pasadas cuatro horas sin haber dado con la corteza se sentó en las raíces que sobresalían de un árbol en el suelo y desesperado comenzó a pensar que estaría perdido en el silencio de esas frías y elevadas cumbres, entonces escuchó un dulce piar que provenía de las ramas del árbol en el que estaba sentado; nada más mirar hacía arriba vio sobrevolar su cabeza a un pequeño pajarito negro que se posó en la rama del árbol de en frente, su canto agudo y llamativo parecía querer decirle algo... revoloteaba por las ramas próximas haciendo curiosas formas en el aire, el pastor mirándolo quedó en trance y comenzó a caer en una especie de sueño...
Sin saber como ni porqué un nuevo piar comenzó a despertarle, esta vez era algo más grabe y lento que el que le dejó en profundo sueño, el pastor se despertó y sorprendido miró al cielo, el sol había cambiado de posición en apenas unos minutos en los que tubo la sensación de estar en un lugar totalmente alejado de allí, un lugar cálido y sin preocupaciones, un lugar que pareció llenar el trozo de soledad y tristeza que escondía bajo tanto abrigo. Se notaba desorientado, totalmente perdido, con mucha hambre y la sorpresa de que en vez de anochecer el sol estaba comenzando a salir,se fijó entonces en que el pájaro de por la noche no era el mismo que el de la mañana, esta vez se trataba un colorido animal de tonos azulados y amarillos , él descolocado se levantó del suelo y el animal desapareció volando en apenas pasados unos segundos, como si su tarea ya estuviese realizada, el pastor entonces desconcertado siguió buscando su leña y cuando la encontró volvió a su tarea sin dejar de pensar en lo sucedido de aquella noche...
Acudió al mismo lugar todas los anocheceres para averiguar que había pasado, como es posible que hubiese aguantado vivo a la fría intemperie de la noche en tal lugar, y así fue como para su asombro durante todos los ocasos se encontró con el mismo pajarito negro carbón revoloteandole; era realmente hipnotizante... su canto, sus movimientos; parecían hablar, le creaban una sensación indescriptible.... temía llamarlo amor...
Juliette escuchaba con los ojos como platos, estaba realmente intrigada con el enigma que le planteaba Nicolas, este, al darse cuenta de que toda la atención de Juliette estaba puesta sobre sus palabras y en consecuente sobre si mismo, decidió inclinarse más sobre la mesa y acercarse a ella para concluir la historia en una voz todavía más profunda
-Juliette, dicen que que este pájaro negro se llama Carbonero, por que en las noches en las que el pastor tenía un frío infernal, le daba el calor del carbón ardiendo en una hoguera, el calor de la tranquilidad, el calor del que añoraba en la soledad del paraíso: el amor; Es cierto que los pájaros dan mucha compañía y que te despiertan con sus alegres cantos por la mañana...
-Pero Nicolas- intervino, Juliette explosivamente -¿como puede ser que por la mañana hubiera otro pájaro de diferentes colores? -Nicolas sonrió, -Eso Juliette es porque hay dos tipos de Carboneros, los que te arropan la noche, y los que te mecen el amanecer- Juliette escuchó asombrada las bonitas palabras que salían de los labios de Nicolas de los cuales había quedado tontamente prendida sin apenas percatarse...
De pronto una voz desde la barra dio un grito inesperado que rompió el hechizo que parecía unir a los dos jóvenes; el dueño del bar reclamaba a Nicolas inmediatamente en la cocina y este se apresuró a levantarse para acudir pero antes se aproximo a la chica y le dijo:
-Juliette quedaté el pájaro, contigo estará bien, hará compañia a una chica solitaria como tú... -
Y sonriendola depositó el animal nuevamente en las manos de la chica, recogió la bandeja del suelo y reanudó su tarea como si nada hubiese pasado.
Juliette aún sentada en la mesa con el animalito ya más tranquilo entre sus manos , lo pego contra sí y salió del Rue Royale con una extraña sensación en su interior... "
lunes, 23 de septiembre de 2013
Las típicas cosas que sabrás "cuando seas mayor".
jueves, 19 de septiembre de 2013
Caótico, bohemio, tú.
La luna se halla altiva y descarada en lo alto del cielo más oscuro, llena intentando compensar a las personas que están un poquito vacías. Mi conocido y ya prácticamente amigo insomnio ha vuelto a visitarme entre las sábanas (ya podías haber venido tú). Hace tiempo que no me sale eso de escribirte los versos más bonitos, pero es que las palabras son tan feas y vacías, que resulta prácticamente imposible, inexplicable e inútil. A pesar de todo, aquí sigo intentando ordenar las letras de manera que se asemejen y consigan reflejar los que se siente cada vez que paseas tu mano por mis piernas, o tu lengua por mi espalda. Me da un poco de miedo dejarle mis sueños al azar, que tal vez no aparezcas y me toque hasta en sueños echarte de menos, quizá por eso no he dormido aún. O tal vez sea que mi cama me queda grande para soñar a solas.
Pienso a menudo en el tipo de persona que eres, puede que seas de esos que te encuentran, o tal vez de aquellos que saben salvarte a tiempo, o una mezcla de muchos tipos de personas (quizá esto sea lo más acertado), no sé si me entiendes. Lo que si que tengo claro es que lo que llaman "amor" no lo encontrarás en ningún viaje fugaz entre unas piernas. Es algo así como las piernas entre las que te quedarías a vivir, o los ojos, o los labios. Y casualmente, o igual no, fue la casualidad la que jugó sus cartas para que a día de hoy sólo escuche el susurro de tus labios y respire tu aire en mis pulmones. Tal vez sea por eso que amanezca cada madrugada, con los ojos aún medio nublados y me imagine ver tu culo andar por mi pasillo. Se me acaban los motivos por los que me rodee una ausencia permanente de calor.
Y a ver que cigarro me consume ahora las ganas de morderte, aunque aún terminando los 19 restantes probablemente se queden conmigo.
lunes, 26 de agosto de 2013
Lo que nunca te pude decir.
martes, 23 de julio de 2013
¿Y París para qué?
En ese mismo instante le miré a los ojos mientras mi discurso llegaba a su fin: "Si todo el mundo sueña con París en lugar de con tu cintura, y tú mientras te dedicas a adueñarte de mis folios en blanco como las putas se adueñan de las esquinas, tú que eres más de contar horas de sueño y yo de tener más sueños por hora. ¿Te acuerdas de cuando me reía cuando decías aquello de "Serás mía"? Que rídiculo y lejano me suena todo aquello. Mi cama es demasiado grande para soñar a solas, necesito unas manos que derrapen por mis curvas, y con todos los poemas que deberían agachar la cabeza cuando te vieran pasar. Y ahora, tú eliges, o le echas cojones o me echas de menos. Tú verás, quiéreme si te atreves."
miércoles, 17 de julio de 2013
Buscando el mar.
Sólo había ciertos y pocos lugares en los que realmente conseguía ser libre: de vez en cuando en la luna, en las playas de Santander, en lo alto de un monte verde, cuando miraba una pared blanca, en una piscina gigante e irónicamente entre tus sábanas.
lunes, 8 de julio de 2013
Todo aquello que me da pena, vértigo o miedo.
domingo, 23 de junio de 2013
Son tiempos difíciles para los soñadores.
El 25 de Abril de 2001 se ha quedado grabado en mi memoria, aquella tarde salí del café como siempre a las 8 en punto, al acercarme a la pared vi a una joven muchacha pintándola, y cuando grité salió corriendo. Me acerqué al graffiti y leí, acto seguido sonreí, notaba la sensación de que ese graffiti me pertenecía, de que era para mí, únicamente para mí.
Y en aquella pared quedó marcado: "Todavía son tiempos difíciles para soñadores como nosotros, algún día resurgiremos de nuestras cenizas."
jueves, 6 de junio de 2013
El mundo se derrumba y nosotros nos enamoramos.
Como hacer el amor sin amor. Como probar el café y no quemarte los labios. Inútil.
miércoles, 22 de mayo de 2013
Me da miedo la enormidad, donde nadie oye mi voz.
mil sueños que no recuerdo, una canción que no logro entonar, versos descolocados, mi caja de recuerdos, las cosas que quiero hacer antes de morir, tacones muy altos y vestidos muy cortos, la luna como fiel compañera, mi ballantines y tú tus historias.
Tengo
miedo a mi vals desafinado y desenfrenado, a los domingos de resaca sin tu espalda, a que deje de sonar música en mi cabeza para dejar paso a esas voces que me volverán loca, a las noches demasiado claras, a mi poema, a que el caos me abandone, y a cansarme demasiado lento.
Tengo
que encontrar las cervezas que se perdieron por mi habitación, tus rodillas apresándome entre las sombras, el tiempo que no me hizo falta, la versión perfecta y adecuada del "Let it be" de los Beatles, el cadáver de Edgar Allan Poe y un camino de baldosas amarillas.
Tengo
que perder mil batallas, las parejas de los calcetines, trenes y estaciones, París, el vacío que hay donde termina el borde de tu espalda, la esperanza de que alguien me salve de mí misma, las ganas de ti, la palabra imposible por el diccionario.
Tengo
que perderme entre tus labios rojos y tus negras mentiras, en 19 días y 500 noches, en el sonido de tu risa, en un viaje fugaz entre unas piernas, por Italia, entre un amanecer, en el número 57.
Tengo
un mechero que ha perdido su llama, tus sonrisas a quemarropa, el típico cigarro de después, putadas y amor, la botella de tequila, mi éxtasis profundo, cicatrices y arañazos en mi cuerpo, los lunares de tu espalda, miles de balas perdidas, tu alegría, y mi droga sin amor.
miércoles, 8 de mayo de 2013
Al caos directamente, no quiero su dulce introducción.
martes, 23 de abril de 2013
Círculo vicioso.
Nota: Esta entrada sólo la entenderán aquellos con la capacidad suficiente para comprender el juego, sí, todo es un simple juego.
Gracias a la señorita Karmen Kalleja.
domingo, 14 de abril de 2013
Rescatarte de las horas devoradas.
Y cuando por fin me decidí a salir, salió el Sol conmigo. Siempre me pasa que llego tarde.
viernes, 29 de marzo de 2013
"Miradas entre los dos."
Las mañanas de principios de primavera son igual de frias que cualquiera de las de invierno. Menos si tú formas parte de ellas. Imagino despertarme o que me despiertes y encontrarme tu espalda o tus ojos, mientras de fondo escucho cualquier canción de Nirvana que se mezcla con 62 latidos cada minuto. Y ahora dime, ¿cuántos lunares tiene tu espalda? ¿Cuántas veces al día rasgas las cuerdas de tu guitarra? ¿Cómo conseguiste vencer a mi despertador? ¿Por qué sigues aquí esperándome cuando sabes que siempre llego tarde?
En la mesilla la botella de tequila, mi paquete de tabaco y una lista incompleta, sobre la almohada encuentro nuestro propio cielo a pesar de que nunca soñé con él. Mi collar de cascabeles suena perdido por la habitación, y la luna descansa sobre mi muñeca. Tus manos recorren mi cuerpo y enredan mi pelo, tus ojos siguen a mis pupilas. ¿Qué más da la cantidad o la forma en la que nos queramos?
Y yo sigo aqui, colgada de mis vicios, mientras tú me miras al otro lado de las sábanas y sin quererlo sonríes.
Ahora mismo ni siquiera busco que lo entiendas.
Será verdad eso de que (d)escalzos nuestros pies siempre se llevaron bien.
lunes, 18 de marzo de 2013
Tic tac, tic tac.
El tiempo corre, pasa, constantemente, ahora mismo, en esta vida agridulce no existe el Standby, ni el aleatorio, ni el pasar rápido, ni el volver atrás, nada que nos permita cambiar más que nosotros mismos.
lunes, 11 de marzo de 2013
Sube y sueña.
"Sueña el rey que es rey, y vive con este engaño mandando, disponiendo y gobernando; y este aplauso, que recibe prestado, en el viento escribe, y en cenizas le convierte la muerte, ¡desdicha fuerte!".
Brillaba y caía, nunca dejaba de sentir mientras me escondía entre aquel mundo extraño y bohemio.
"¿Que quizá soñando estoy, aunque despierto me veo? No sueño, pues toco y creo lo que he sido y lo que soy…"
Los aplausos me engullían, los focos resplandecientes apuntaban únicamente a mi persona. Y entonces comprendí que aquel sitio era perfecto para mí, mi Locus Amoenus, mi lugar soñado, esperado, idealizado. Desde el suelo recité de memoria mi último papel en este juego. Y luego silencio, silencio, y una dulce voz que cantaba, mi voz rota. Suspiraba entrecortadamente, mientras miraba hacia el final pero sin ver nada. Los sentimientos se esfumaron de mi interior y allí me quedé sentada, vacía, mientras el tiempo pasaba sin que yo tuviera conciencia de ello. Mi muerte se acercaba lenta y dolorosa con el final del mundo que había creado en apenas 80 minutos. Fue entonces cuando cayó el telón.
domingo, 3 de marzo de 2013
Tras mi espejo.
Mi nombre es Charlie, tengo 19 años y mi vida es lo que muchos definirían como perfecta. Estudio en la facultad de Psicología en Barcelona, la ciudad a la que siempre quise escapar.
Me llamo Charlie, de Charlotte. Tengo 19 años, y lo único que me ha preocupado en ese tiempo es mantener mi libertad. Mi vida es un desastre, pero por lo menos es la que yo he elegido. Vivo en Barcelona, la ciudad del arte.
Aquel viernes por la mañana fui a clase, como me tocaba habitualmente todas las mañanas. Toda mi vida había seguido las cosas que me gustaban y me motivaban y solía conseguir casi todo lo que quería. Muchos me habrían definido como la niña bien.
La luz del Sol colándose por la ventana y clavándose en mi espalda me despertó esa mañana. No reconocí las sábanas sobre las que me hallaba, sabía de sobra que no era mi cama. Creo que era viernes, no recordaba mucho de la noche anterior. A mi nariz llegó un olor a café recién hecho y a pan tostado. Busqué mi camiseta ancha de AC/DC que me cubría lo suficiente y me levanté de la cama. En la cocina mi acompañante de la noche anterior preparaba el desayuno para dos. Me excusé con la prisa y salí de aquella casa antes de que ninguno de los dos se sintiera anclado al otro. Huir del compromiso era mi ley de vida.
Al salir de clase fui a comer con mis amigas y después de dedicarle un par de horas a mis estudios me fui a clases de ballet. Casi todas las niñas se apuntan a ballet de pequeñas y luego lo abandonan por otros estilos de baile u otros deportes. Mi constancia, la relajación que sentía en cada paso y todas las alegrías que me había dado este estilo de baile me impidieron dejarlo de lado. Todo era tan delicado que parecía que cada una de las bailarinas se rompería si corriera un leve viento. Los tutús, las zapatillas, era un mundo que me entusiasmaba y sobre el que podía estar horas hablando. Después de dos horas de ballet, fui a casa y me duché.
Fui hacia mi moto, me puse el casco y como cada mañana fui hacia mi piso desde un punto cualquiera de la ciudad. Creo que yendo de cama en cama ya había estado en todos los barrios de Barcelona, eso si que era hacer turismo. Tenía el tiempo justo para llegar a casa, cambiarme e ir hasta donde daba mis clases de hip-hop a niñas pequeñas. Siempre me había gustado bailar, era una de las pocas cosas que seguía haciendo desde que era pequeña, por no decir la única. En la academia en la que aprendí, sobresalí bastante, o eso debieron pensar puesto que me ofrecieron el puesto de profesora y del que ahora vivía.
Vivía en un piso bastante grande y perfectamente ordenado, hasta el último detalle, todo limpio, cada libro en su sitio, cada CD en su caja menos el que acababa de empezar a sonar: Adele. Esta chica era mi ídolo, su voz me hacía temblar y removía todos mis sentidos.
Después de la clase, y de ver las caritas relucientes de las niñas tras haberse aprendido la coreografía entera (esos eran los únicos rostros a los que me quería acostumbrar en toda mi vida, sentir como mi rutina), me fui a casa a ducharme para volver a mi hábitat natural, la noche. De camino a casa con los cascos puestos y reventando mis oídos sonaba la rasgada voz de Kurt Cobain, la única persona a la que he llegado a admirar alguna vez.
Sonó el timbre y fui a abrir. Tras la puerta mi novio, Andrés, esperaba por mí, las 9:30, puntual como habitualmente, me dio un beso dulce, me acarició el pelo mientras me decía “Te he echado de menos pequeña”. Él era alto, guapo, rubio, listo, divertido, sensible, el chico perfecto de la vida perfecta.
Esa noche decidí ponerme mi falda de cuero y una camiseta cualquiera, total a saber donde acabaría. Sonó mi teléfono y era un número desconocido. Descolgué y lo primero que oí fue un “Princesa”, colgué rápidamente. Seguro que era el chico de esta mañana o cualquier otro que no había conseguido entenderme todavía. Tampoco me iba a preocupar.
Como un viernes de cada mes desde hacía algo más de dos años me invitó a cenar a mi restaurante italiano favorito, después habíamos quedado con nuestro grupo de amigos comunes para ir a bailar a alguna discoteca. Me encantaba rodearme de gente, me encontraba más a gusto que si estaba sola. Mis amigos y Andrés se acercaron a la barra a pedir sus chupitos y mi zumo de piña. Era la única del grupo de que ni bebía ni fumaba, nunca me había atraído lo suficiente como para probar ninguna de esas cosas.
Fui al antro de siempre, un bar al que pocos desearían entrar donde estaba gente que en el fondo era agradable y como cada noche jugamos un par de futbolines mientras el tequila corría por mi garganta. Salí un par de veces a fumar fuera para compartir con dos amigos nuestro nuevo paquete de tabaco.
Mientras se dedicaban a brindar me escaqueé al baño para retocarme un poco el maquillaje. Allí me encontré a una chica con una minifalda de cuero, unos tacones bastante considerables y una camiseta con muchísimo escote. Su pelo estaba bastante alborotado. Estaba fumando y ni siquiera se inmutó cuando entré, sus negros ojos parecían muy profundos y en ningún momento apartó su mirada de mí. Terminé rápidamente y salí del baño, pues allí me sentía incómoda.
Al cabo de dos horas ya había vaciado 16 veces (o más, igual ya había perdido la cuenta) mi vaso. Fui al baño un poco aturdida, y allí me encontré a una niña pija, no encajaba en este ambiente. Se me quedó mirando y no separó sus ojos de los míos, nos quedamos mirando a través del espejo y no parecía tener intenciones de salir por lo que me fui de allí.
Volví con mis amigos y empezó a sonar una de mis canciones favoritas, bailamos una tras otra, mientras nos divertíamos, nos sacábamos fotos y nos despreocupábamos de todo por un par de horas. A las 3 o así decidimos marcharnos de la discoteca buscando un poco de tranquilidad.
Después de un par de chupitos y medio paquete más nos fuimos. Mi mejor amigo desde que éramos pequeños, Andrés se quedó conmigo dando un paseo. Recorrimos todo el centro y se nos ocurrió un plan que agradó a los dos.
Andrés y yo nos despedimos al rato, queríamos y necesitábamos estar solos. Me cogió de la mano y paseamos por el parque donde nos encontramos por primera vez. Nos acercamos al lago, justo donde había un pequeño puente de madera. Era el mejor lugar del mundo en ese momento. Observé nuestro reflejo en el agua.
Habíamos acabado en el parque donde siempre jugábamos de pequeños. La verdad es que no sé que habría sido de mí sin tenerle al lado siempre que le había necesitado. Hablamos de todo y de nada, conversaciones sin sentido y llegamos hasta el borde del lago, donde nos sentamos y empezamos a tirar piedras al agua, compitiendo por ver quién lograba llegar más lejos.
¡No me lo creía! La chica del baño de la discoteca se encontraba detrás de nosotros, la acababa de ver reflejada en el agua, miré rápidamente a los lados y no estaba, se había esfumado.
En la otra orilla del río volví a ver en el agua a la niña del baño, ¿llevaba siguiéndome desde entonces? Miré hacia la orilla y no estaba, me tranquilicé un poco, pero algo en mí me decía que pasaban cosas muy extrañas.
Decidí no decir nada por no alarmar a mi novio. Lo único que le dije fue que tenía frío y me gustaría ir a algún sitio algo más recogido. Él me preguntó que si me apetecía ir a su casa y pasar allí la noche, pero algo extraño en mí me llevó a mentirle diciéndole que me dolía un poco la cabeza y que lo dejáramos para la noche del sábado.
Me sentía bastante incómoda después de lo de esta chica así que le dije a mi amigo que estaba cansada, que había pasado la noche anterior fuera, ante lo que se rió y dijo: “Eso de pasar la noche en casas que no son la tuya es lo habitual desde hace unos años.” Ambos reímos, la verdad es que tenía toda la razón del mundo.
Él aceptó y se ofreció a llevarme en coche hasta mi casa. Fuimos hasta donde lo había aparcado y compartí con él un viaje más desde nuestro parque hasta el aparcamiento que estaba enfrente del portal de mi casa. Nos despedimos con un beso que parecía el final de una película romántica y me costó mucho bajarme del coche. Corrí hasta el portal para no quedarme helada y en la puerta le lancé un beso al chico con el que desde hacía un tiempo imaginaba mi futuro. Él hizo el gesto de cazarlo al vuelo y guardarlo en un bolsillo junto a su corazón.
Andrés quiso acompañarme a casa para que no fuera yo sola y para poder seguir disfrutando de nuestra compañía mutua. Creo que era la única persona que me conocía más que yo misma. Durante el camino nos pusimos a hablar de cuando éramos dos niños. ¿Quién iba a decir que acabaríamos así? Sus padres murieron hace 3 años en un accidente de coche y los míos no querían saber nada de mí, no conseguían entenderme, así que era como si no tuviera familia. Llegamos a mi portal, donde nos despedimos con un fuerte abrazo y un “Nos vemos mañana en el lugar de siempre y a la hora de siempre”
Entré rápido y subí hasta el 4º. Abrí la puerta y ya estaba en casa, eran las 5. Después de desvestirme, ponerme el pijama y leer un mensaje de Andrés que me sacó una gran sonrisa fui al baño dispuesta a desmaquillarme.
Eran las 5 de la madrugada, que raro se me hacía encontrarme en casa a esas horas. Mientras me quitaba la ropa dejándola tirada por el pasillo me ponía mi pijama: Una camiseta ancha de los Ramones. Me encaminé hacia el baño dispuesta a meterme lo antes posible en la cama.
Sentí auténtico pánico al ver en el baño de mi casa a la chica de la minifalda de cuero. ¿Cómo había entrado? ¿Y que quería de mí? Chillé y me puse a golpearla como una loca mientras gritaba y lloraba, tenía miedo, mucho miedo.
Nada más encender la luz, un grito resonó por todo el piso, ¿qué hacía allí la chica esa? No era posible, ¿qué estaba pasando allí? Sin pensarlo me lancé contra ella con la intención de inmovilizarla para saber que estaba pasando allí. El terror empezó a apoderarse de mí.
Paré cuando mis manos empezaron a sangrar y me senté en el suelo del baño histérica, al borde de un ataque de ansiedad.
Un líquido rojo empezó a manar de unos cortes en mis manos, sangre. No sé de donde había salido ni por qué, y empecé a preocuparme.
Miré al frente y tras el espejo me miraba la chica de ojos negros y melena despeinada. Tenía el maquillaje corrido de las lágrimas, un gesto de dolor, arañazos en los brazos y sus manos llenas de sangre. Entonces me di cuenta de que esa misma era yo.
Miré al espejo, a través de él encontré a la niña sentada en el suelo, en la misma postura que yo. Tenía exactamente los mismos cortes en las manos que no paraban de sangrar. En ese momento, comprendí que mi enemigo era el espejo, estaba dentro del espejo, mi enemigo era yo.
Después de tranquilizarme un poco pensé en no contarle a nadie lo sucedido, pero necesitaba ayuda profesional y de la gente cercana a mí. Llamé a Andrés, que por suerte seguía despierto y se lo conté todo. Él me dijo que me quedara quieta que ahora mismo venía hacia aquí para ayudarme. Llegó y se encontró la puerta abierta. Me encontró tirada en el baño, con los pelos más alborotados de lo normal y la piel muy blanca bañada en sangre que no paraba de correr sobre mis muñecas. Me ayudó a levantarme y a volver al mundo. Me vestí y me llevó al hospital donde me curarían las heridas. Mientras, él debió hablar con alguna de las enfermeras sobre lo que le había contado camino al hospital y lo que había visto en el baño de mi casa: el espejo roto a puñetazos, mi ausencia del mundo real, la chica que me seguía, y todo aquello que parecía sacado de una película de terror. Yo me hallaba en estado de shock, y los enfermeros me miraban con cara de preocupación, no lograban explicarse como una chica aparentemente normal podía sufrir esto.
Me llevaron a ver a un psicólogo que me hizo pasar el test psicotécnico como un mero trámite para poder internarme. El problema o igual el beneficio que suponía para mí estudiar psicología era que me sabía casi todos los resultados que diría una persona cuerda por lo que los recité de memoria. Aún así quisieron internarme al menos mientras les comunicaban la noticia a mis padres. La camisa de fuerza y la sala acolchada me quitaron todo por lo que realmente había luchado en mi vida, mi libertad. Lloré mucho de la impotencia y la rabio que me daba luchar en vano contra mi enfermedad y contra lo que ahora mismo me estaba aprisionando. Entre sollozo y sollozo caí rendida, llevaba prácticamente dos días sin dormir.
Me desperté en una sala acolchada y la chica que estaba allí dentro se estaba empezando a agobiar demasiado, por desgracia esa chica era yo. No recordaba nada de las dos últimas horas, se abrió una puerta y entraron mis padres. El psicólogo les había dicho que sufría una esquizofrenia grave, pero que no podía internarme sin mi consentimiento, puesto que en el test no di ningún signo de ello. Me negué rotundamente y pedí salir de allí lo antes posible. Mis padres preocupados intentaron razonar conmigo pero yo no atendía a nada más que volver a ver el mundo fuera de esa sala y poder estirar los brazos de una vez.
Andrés me esperaba fuera con el coche para llevarme a mi casa y cuidar de mí, pero le dije que necesitaba ver antes a una persona a solas. Me llevó a casa de un amigo que vendía pistolas sin registrar, y que como aún no se había enterado de nada accedió a vendérmela. La escondí en el bolso y volví a casa acompañada de mi amigo que se paró en el supermercado mientras me dejaba subir a casa porque me encontraba cansada. Rápidamente me encerré de modo que nadie pudiera entrar. Cogí un papel y un bolígrafo y escribí como carta de despedida: “Luché por mi libertad hasta el momento en que la muerte fría y dolorosa me acarició y me sedujo para llevarme con ella. Nunca dejaría que nadie me la quitase, es lo único por lo que he seguido luchando día tras día. La libertad siempre fue mi única rutina, y si ella decide que debo morir para salvarla así lo haré. Gracias por entenderme y por no hacerlo también”.
Dejé la nota junto a mi cama, acerqué la pistola al lateral de mi frente y tras recitar una vez más a dúo con Cobain mi canción predilecta de Nirvana apreté el gatillo sin pensarlo. Lo último que sentí fue el cálido abrazo de una bala en mi sien y la ardiente sangre que empezó a correr alegre y tristemente por mi piel.
Primero empezó la tormenta y al fin llegó la calma.
martes, 26 de febrero de 2013
Nunca lograremos ser nosotros, nunca será tu espalda la que me encuentre en mis rutinas, nunca serán mis ruinas las que intentes reconstruir, nunca serán tus sonrisas las que aparezcan cuando me río y nunca serán mis lágrimas las que quieras consolar. Nunca, nunca, nunca será la única palabra que consiga venir conmigo.
miércoles, 13 de febrero de 2013
Tratar las noches como una excusa.
"Porque ojalá alguien viese como yo de qué manera se encoge el mundo cada vez que te encoges de hombros."
Porque ojalá alguien se dedicara a contar el número de veces que sonríes pasado un día malo, o los centímetros que me separan de tu mirada y el número de latidos de tu corazón en estado de reposo.
Ojalá alguien notase cuando tu día ha sido malo, cuando te sobran motivos para ser feliz y cuando no sabes que decir a las cosas.
Ojalá alguien alguien supiese donde tiene que acariciarte exactamente para morir entre cosquillas, como eres cuando eres tú mismo, y las maneras que tienes.
Ojalá alguien viese la curva que ilumina tu cara cuando sonríes, la forma de rozar las cuerdas de la guitarra, y tu pelo rodando por tu espalda.
Ojalá alguien conociese tu voz en formato gemido, el olor de tu colonia cuando pasas al lado y el roce tu cuerpo.
domingo, 3 de febrero de 2013
No quiero hablar de mis victorias o derrotas.
Y tú, ¿estás preparado para luchar?
miércoles, 30 de enero de 2013
No soy más que aquel colgado que una vez te hizo soñar.
Abro los ojos y la observo dormir, es preciosa, una persona que hacía 20 horas no sabía ni que existía había conseguido provocarme más sensaciones que personas que conocía desde pequeño, ¿era posible? Escucho "Let it be" que ahora mismo está sonando en la radio, me gustaría poder hablar con ella, nunca me había gustado tanto escuchar a una persona, necesitaba su voz, pero ahora no era el momento. Giré mi cabeza y vi los primeros rayos de Sol entrar por la ventana, nuestra vida juntos estaba terminando. Volví a mirarla y coloqué mi cabeza muy cerca de la suya, cerré los ojos y me sumí en el sueño con Aerosmith y su "I don't wanna miss a thing" de fondo.
Cuando ambos despertaron ninguno de los dos se movió, se quedaron así, abrazados, pensando que cuando el otro despertara vendría la despedida. La radio seguía sonando, especialmente con "Entre nosotros" de Pignoise, el HASTA NUNCA estaba por llegar, sin decir "te quiero", sonaría muy falso, sin echar de menos y cada uno por su camino, definitivamente, fue nuestro gran error, el no saber llamar a tiempo. Disfrutando de nuestros minutos de gloria y desdicha, terminó así la vida que nunca comenzamos, amarrados el uno al otro.
viernes, 25 de enero de 2013
Nevermind.
miércoles, 16 de enero de 2013
Heridas del Rock'n'Roll.
ARRIESGATE, PERO CON ALGUIEN, A VIVIR. |
Ahora solo quiero acostumbrarme a una sola cosa.
¿QUIÉN ES EL ENCARGADO DE AMUEBLARTE EL CORAZÓN, PRINCESA?
jueves, 10 de enero de 2013
Cuanto más lejos estás más me cuesta respirar.
"El silencio es no explotar en tus manos, el silencio es no pensar, es lo que queda si te vas."
Sólo nosotros somos los culpables de que la gente se largue de nuestras vidas, vale, sé que los siempre son una especie de cuento, no existen, lo tengo comprobado, pero también he comprobado que una persona no se va del todo mientras la recuerdes, y eso está ahí, ahí quedan todas las sonrisas, todos los momentos, los abrazos, las caricias y las estúpidas despedidas.
Sé que no voy a estar siempre presente en la vida de nadie, pero te pediré un único y quizás último favor, nunca me eches de tu vida, mantenme, mantente, de la forma que quieras, pero hazlo, aunque sea en simples recuerdos, o en el fondo de una copa de alcohol, en el humo de tu cigarro de madrugada, en cada sonrisa de la gente, o simplemente en cada canción que escucharas junto a mí. Pero no pierdas la ocasión de sonreír por cualquier cosa, no dejes que nadie te cambie, y tampoco dejes que cualquiera te haga llorar.
Sabes que nunca fui una chica corriente, que pocas veces me oirás decir "te quiero", no me gusta anclarme a nada ni a nadie, diría que me da hasta miedo, me gustaría pedirte que no te fueras y que siempre estuvieras ahí para morderme y sonreírme, pero se que es probablemente imposible, así que solo quiero que no me olvides, que no olvides a la pequeña chica de pelo rizado, ojos negros y que no es capaz de parar de sonreír.