OHANA SIGNIFICA FAMILIA, FAMILIA QUE NO SE OLVIDA Y QUE SIEMPRE ESTARÁ JUNTA.
Nos querremos mas que a nadie pa' que no corra ni el aire entre tú y yo.

domingo, 30 de diciembre de 2012

Sueña que sueña la estrella.


No aguanto más el estado de espera.

sábado, 22 de diciembre de 2012

Hola, solo quería decirte...

"Decirte que tu voz ya no me hace daño, que me acostumbré a vivir sin tus besos y sin mis lágrimas, sin tus ojos y sin mi luz."
Sentada y mirando el cielo de esta noche de invierno te escribo una carta que no te llegará nunca, que se consumirá a causa del fuego igual que el cigarro que apague hace dos minutos. Me agarro fuerte a mi tequila y sigo escribiendo.
"¿Te acuerdas de cada mañana? ¿Y de nuestras particular manía de despertarnos a besos? Ya no la echo de menos, ya no la necesito. ¿Y tú? ¿Ya encontraste a otra para tus inviernos? ¿Encontraste la manera de no soñarme sobre tu almohada? Si es así, me alegro, si no es que fuimos dos idiotas a los que el tiempo influyó demasiado rápido"
Leo y releo lo escrito, decididamente nunca fuimos del todo sinceros, lo nuestro se basaba en alcohol, colchón y rock'n'roll. Tiré el boligrafo desesperada. Tercer tequila de la noche, pero no el último, una lágrima resbalo por mi mejilla, mientras una sonrisa ácida se escapaba de mis labios.
"Tal vez todavía podamos culpar al tiempo, o a la estúpida sociedad, pero señalar culpables no nos iba a servir de nada. Lo siento si alguna vez te hice llorar pero también siento haberte hecho soñar. No volveremos a vernos después de aquel día y mucho menos a sentirnos, a llamarnos y dejar todo como una amistad (pura falsedad), fuimos lo mejor y a la vez lo peor, pero olvidado quedó."
Último detalle.
"Posdata: Te voy a querer como siempre pero también como nunca."
Cogí el mechero que una vez dejaste entre mis cosas, encendí la llama y la tinta empezó a arder junto con el papel escrito solo por una de sus caras, pero no necesitaba más para desahogarme.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Y hoy he vuelto a batir mi récord de días vividos.

Sigo sin entender a aquellas personas que se empeñan en vivir cada día idéntico al anterior, en convertir su vida en una rutina (y atención rutina no es vida). Y luego estamos nosotros, panda de locos, donde las sonrisas tienen ganado el terreno a las lágrimas (a no ser que sean de alegría) y las cosas se solucionan con abrazos, donde todos somos para todos, y digo somos, no estamos, donde cualquiera puede entrar (bueno, casi cualquiera) pero nadie debería salir. DONDE EL NOSOTROS GANA LA GUERRA AL YO.
Poco a poco vas descubriendo a las personas que realmente valen la pena, y te das cuenta de que no siempre son aquellas con las que llevas más tiempo si no aquellas que más veces han logrado sorprenderte, sacarte una sonrisa, y demás cosas que todos sabemos. Pero es que con vosotras de verdad me di cuenta de lo que significa ohana, "significa familia y familia que estaremos juntos siempre", ya sabéis la opinión con la que yo me enfrento a los para siempre, no existen, se prometen y la gente se olvida de construirlos, así que lo siento, pero yo no puedo prometeros un infinito, o un para siempre, lo que si puedo prometeros es que mientras dure esto no os faltará alguien que os escuche, os abrace o simplemente os diga "Holu". Creo que ya lo dije todo y lo he vuelto a repetir, pero no quiero que ninguno de vosotros lo olvidéis por lo menos en un par de años.


Y hoy, día 12 de Diciembre de 2012 puedo asegurar que he vuelto a batir mi récord de días vividos, y la verdad no podía haber elegido mejor compañía, ohana.

domingo, 9 de diciembre de 2012

Ni el más dulce sueño se compara contigo.

Nota: A ser posible léase una noche de invierno, si está nevando mejor, escuchando de fondo "I don't wanna miss a thing" de Aerosmith.

Un copo de nieve cayó sobre mi nariz, roja del frío, miré hacia arriba y vi mil como éste caer del cielo encapotado, mis ojos negros debían brillar bastante, ya fuera por el frío o por la sensación que siempre había causado en mí la nieve. Él me miró fijamente y sonrió, como hacía siempre. Nuestras manos estaban agarradas, y sentía su calor, incluso a pesar de los guantes. Me dio un pequeño mordisco en la mejilla, y se rió a carcajadas llenando la noche con ese sonido. No había palabras, tampoco necesitábamos de ellas. Me bastaba con ver la nieve caer sobre nosotros entre besos, abrazos y mordiscos. La Gran Vía estaba iluminada, era una noche típica de invierno, pero no se veía a casi nadie caminando por allí. Normal, ahora mismo la gente estaría cenando con sus familias, y su querida gente. Podría soltarle cualquier estupidez, por ejemplo, te quiero, pero eran vanas palabras, así que me mordí la lengua. Seguimos caminando, buscando nada, andando porque sí, porque disfrutábamos de la compañía del otro. Y así, pasó la noche, entre copos de nieve.
A la mañana siguiente desperté enredada entre unas sábanas de color azul que no eran las mías, pero que ya me resultaban familiares, algunos rayos de luz se colaban en la habitación, y a mi lado seguías tú (como ya era habitual), durmiendo con una sonrisa, incluso cuando dormías tenías la sonrisa. Y es que ya no quería despertar al lado de ningún otro, ni ver nevar con nadie más, ni que otro cualquiera me reciba con un abrazo y un beso una semana después, tampoco quería que nadie más me acariciara mientras me besaba, como habían cambiado las cosas... pero nada puede ser eterno.

Que bonito eso de saber que a cada paso que yo dé lo darás tú también.

Siempre así.