OHANA SIGNIFICA FAMILIA, FAMILIA QUE NO SE OLVIDA Y QUE SIEMPRE ESTARÁ JUNTA.
Nos querremos mas que a nadie pa' que no corra ni el aire entre tú y yo.

martes, 14 de enero de 2014

Merci bien.

Podría acostumbrarme a eso de sentir tus latidos pegados a mi espalda mientras tu brazo derecho me rodea y me acerca un poco más a ti. A eso de que tu calor impacte en mi nuca, al compás de tu respiración, y que ese calor llegue hasta el dedo meñique del pie. Y escuchar cualquier canción que parezca hablar de esas noches, pese a que en la habitación rebota el silencio. Fuera hacía frío, pues el invierno abría sus fauces intentando atrapar a la gente con el corazón alicatado (la de veces que había venido a hacerme compañía y cuán amigo era mío antes de esto, antes de ti).
Tu espalda formaba las mejores calles, mejores que las de Roma incluso, sobre las que paseé con los labios. Me habías besado en ellos tantas veces que ya sabían a ti y no a mí, mientras que yo me había dedicado a dejar los míos caer sobre tus clavículas, desde la salida de emergencia de un avión precipitado. Y allí respiraban, dormían, latían a tu compás. Hasta ellos se habían acostumbrado a ti.
Abrir los ojos sin haber dormido en toda la noche y que al girarme te encuentre de frente, con tus ojos clavados en mí, y poesía despegando de tus labios en forma de "Buenos días" y que razón. No olía a café, ni a rosas, ni a ninguna de esas cosas que solemos encontrar por ahí escritas. Era algo mejor. Olía a sábanas blancas, a tu risa mañanera, a la voz ronca que tenías al despertar, a las ojeras de no dormir y juro que nunca había olido nada más delicioso. Y a pesar de estar cerrada, los rayos de Sol que entraron por la ventana esa mañana de Domingo murieron sobre tu cuerpo, al igual que yo.
Y así es como me haces calor para tus noches de invierno.

Que bonito eso de saber que a cada paso que yo dé lo darás tú también.

Siempre así.