OHANA SIGNIFICA FAMILIA, FAMILIA QUE NO SE OLVIDA Y QUE SIEMPRE ESTARÁ JUNTA.
Nos querremos mas que a nadie pa' que no corra ni el aire entre tú y yo.

domingo, 3 de febrero de 2013

No quiero hablar de mis victorias o derrotas.

Tengo una larga lista de batallas perdidas y la verdad es que no me arrepiento de ello, pues por eso soy más fuerte, he aprendido a luchar con más fuerza y a elegir por qué o por quién merece la pena luchar, esta es mi lista que contiene por lo que yo lucharía. Merece la pena poner todas las cartas sobre la mesa por una pizca de libertad, por poder hacer lo que quieras. Merece la pena luchar por un mundo más ameno y por un lugar donde haya más soñadores que egoístas. Merece la pena luchar por las cosas imposibles e improbables, por los atardeceres de verano, porque existan (al menos) 5 veces el número de canciones que de armas y que personas dispuestas a matar. Merece la pena luchar porque los niños de hoy sean los soñadores de mañana, sin excepciones. Merece la pena luchar porque podamos despertar al lado de la persona que queramos cada mañana, por buscarlas en la oscuridad, por las personas que lucharían por ti. Merece la pena luchar por ver la Luna cada noche, por la música (amable compañera de noches frías) y por el doble de sonrisas que de lágrimas. Merece la pena luchar por no tener miedo, ni sentir odio, ni empezar miles de guerras (que gran contradicción) También lucho por la zona donde acaba el escenario, por no ver derramar una lágrima a gente que se merece solo sonreír (ellos saben quienes son), y por los mordiscos que sorprenden. Lucho por un mundo en el que las cosas más importantes no fueran números (kilómetros, edades, alturas...), por no ser, ni oír ni dar. Lucho por un mundo donde las niñas no se crean princesas. Lucho por un mundo donde pasear junto al mar y sentir la arena entre mis dedos. Lucho por vivir tras la espesura del chaparrón, por el cigarro de después y porque no nos importe que nos despeine el viento. Y por último lucharé porque salir de tu ombligo no merezca la pena.

Y tú, ¿estás preparado para luchar?

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Que bonito eso de saber que a cada paso que yo dé lo darás tú también.

Siempre así.