OHANA SIGNIFICA FAMILIA, FAMILIA QUE NO SE OLVIDA Y QUE SIEMPRE ESTARÁ JUNTA.
Nos querremos mas que a nadie pa' que no corra ni el aire entre tú y yo.

sábado, 28 de diciembre de 2013

Construir cabañas junto al cielo.

El Sol me deslumbraba mientras avanzaba por una carretera irregular de algún lugar perdido entre las montañas. Sonaba de fondo Wonderwall. Mi gato se dedicaba a arañar los asientos traseros ya desgastados de mi viejo Seat rojo. A mi lado, el asiento del copiloto estaba vacío, como de costumbre, salvo cuando recogía a cualquier autoestopista que me diera un poco de conversación y de vez en cuando algo de placer. Nunca me había sentido de ninguna parte, ni siquiera conocía más felicidad que la que me entraba al coger carretera cada mañana, cuando en invierno todavía el parabrisas del coche estaba helado y cuando en verano comenzaban a despertar los girasoles.
Hacía años si tenía un hogar, y una persona importante, me gustaba decir que era mi mejor amigo. Él era aquella persona con la que compartía todos los dulces de mi merienda, con la que saqué la gran mayoría de mis sonrisas, la persona que hacía promesas y las cumplía, habíamos construido nuestro propio mundo de cabañas junto al cielo. Pero hay algunas cosas que rompen incluso las promesas de dedo meñique. Repentinamente un día las cosas habían cambiado, ya no quedábamos a las 5 en la plaza del pueblo para bañarnos en el lago, o cazar saltamontes, o buscar caracoles, o cualquier cosa que tuviéramos en nuestra lista de cosas pendientes. Poco a poco esa lista se fue terminando, no aparecían cosas nuevas, y finalmente sólo quedó una, según él imposible, según yo mi rutina. Llegó una tarde en la que no se presentó, pensé que habría surgido cualquier imprevisto. Pero a la tarde siguiente se repitió, y a la de después, y la que va detrás, así hasta que decidí ir a su casa. Se había ido. En su lugar había alguien físicamente idéntico, pero él, mi mejor amigo ya no estaba allí.
Esperé durante meses su vuelta, pero cada vez se volvía más desconocido, y entonces, llegó la nada. Lo siguiente que recuerdo es estar metida en mi coche, junto al gato que prometimos cuidar, y con su olor adherido hasta el rincón más escondido de mí. Por suerte, encontré la manera de hacerme de hierro, salvo en noches como estas, en las que el frío y la ausencia de quien me diera calor penetraban en mí.
Cumpliré nuestra lista de cosas pendientes, aunque sea sin ti.

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Que bonito eso de saber que a cada paso que yo dé lo darás tú también.

Siempre así.