"Sueña el rey que es rey, y vive con este engaño mandando, disponiendo y gobernando; y este aplauso, que recibe prestado, en el viento escribe, y en cenizas le convierte la muerte, ¡desdicha fuerte!".
Brillaba y caía, nunca dejaba de sentir mientras me escondía entre aquel mundo extraño y bohemio.
"¿Que quizá soñando estoy, aunque despierto me veo? No sueño, pues toco y creo lo que he sido y lo que soy…"
Los aplausos me engullían, los focos resplandecientes apuntaban únicamente a mi persona. Y entonces comprendí que aquel sitio era perfecto para mí, mi Locus Amoenus, mi lugar soñado, esperado, idealizado. Desde el suelo recité de memoria mi último papel en este juego. Y luego silencio, silencio, y una dulce voz que cantaba, mi voz rota. Suspiraba entrecortadamente, mientras miraba hacia el final pero sin ver nada. Los sentimientos se esfumaron de mi interior y allí me quedé sentada, vacía, mientras el tiempo pasaba sin que yo tuviera conciencia de ello. Mi muerte se acercaba lenta y dolorosa con el final del mundo que había creado en apenas 80 minutos. Fue entonces cuando cayó el telón.
Y una vez más me encontré allí, yo contra mí misma, ante muchas filas de butacas vacías, de mudos aplausos, en la zona donde muere el escenario.
"La vida es sueño - Calderón de la Barca."
No hay comentarios:
Publicar un comentario