Llorar pero solo si es de alegría.

Es lo más bonito que hay. Las emociones de felicidad son lo mejor de este mundo. La sensación que te producen los recuerdos suyos: su foto, su aroma, su mirada, o simplemente el verle, te produce tal sensación de felicidad que es como si bichitos que la transmitieran te picaran en todos y cada uno de los rincones de tu cuerpo. La sensación de reírse hasta el límite de no poder más, de que te duele la tripa, solo te la pueden producir personas contadas en es esta vida. La sensación de poder volar, cuando sientes la libertad del verano. La sensación de poder conseguir todas tus metas y sentirte una nueva tú. La sensación de reencontrar un pedacito de ti cuando vuelves a ver a esas personas. Todas estas sensaciones te pueden hacer llorar, pero solo de alegría.