He echado de menos tus caricias, tu aroma, tu saliva y tu piel.

-Hola, te he echado de menos.
+Buenos días, yo a ti no. La verdad es que no he echado de menos tus palabras, la forma en que sonríes, tu mirada color chocolate, tus te quiero ni tus para siempre. Nunca he echado de menos esa sensación de vacío cuando te dabas la vuelta para irte, ni tampoco esas veces que mi corazón saltaba solo con ver tu nombre entre la lista de conectados, tampoco cuando me aparecía tu foto en un recuadro en la esquina inferior izquierda con un circulito verde cuando me hablabas.
-Vale, entiendo que para ti ha sido fácil olvidarme.
+Pero la verdad más absoluta de todas es que si te crees todas esas mentiras que acabo de decir te conozco mejor yo a ti que tú a mí. Por echar de menos he echado de menos hasta la forma en que te enfadas.

Morriña, extrañar, echar de menos, se puede decir de mil maneras, todos lo sentimos día a día.