Me encanta cuando soy como una niña.

De esas tardes en las que no me apetece salir, enciendo la televisión y me encuentro con mis películas favoritas de cuando era pequeña, cuando no medía más que 1,30 metros y los rizos rubios no me llegaban a más de los hombros. Cuando mis ojos eran totalmente negros. Me encanta volver a ver películas como Los Aristogatos, como La Sirenita, como El Rey León o como Toy Story. Son esos momentos en los que me acuerdo de que cuando era niña no tenía rayadas y lo único que dolía eran las heridas de la rodilla. Me encanta volver a esa etapa, lo malo es después, cuando te das cuenta de la puta realidad.