Pero de esos que no vuelan. Igual que una Cenicienta sin sus zapatitos de cristal y su carroza de calabaza, pues lo mismo que una Blancanieves sin su manzana roja. Un Pinocho sin que le crezca la nariz al decir mentiras, una Sirenita sin su preciado mar, un pequeño Dartañan sin sus tres mosqueteros, un Bambi sin Tambor, un Dumbo sin sus orejas, los 101 Dálmatas sin el primero, Aladín sin su alfombra, la Bestia sin su rosa y Bella sin sus libros, y así mil y un cuentos. Y de lo que no nos damos cuenta es de que todos somos incompletos, nunca somos del todo nosotros, ni lo fuimos con 3 años, ni lo somos con 16 y no lo seremos con 89
cambio continuo, círculo vicioso.
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