Se supone que para curar las heridas de la vida no hay mejor medicina que el tiempo, o eso es lo que dicen. Entonces, ¿por qué no lo venden en las farmacias? Pequeñas botellitas de tiempo pasado, de tiempo presente y de tiempo futuro. Para olvidar el sabor de unos labios pasados, el olor de unas sábanas al amanecer pasado, la huella de una mano pasada y las miradas pasadas. Los te quiero que ya no existen, las esperas que ya no llegan, los besos de media mañana, el sentir. Dicen que el tiempo cura las heridas, y que hace olvidar, pero eso no es de verdad. Nada se olvida del todo, simplemente se apartan los recuerdos más dolorosos y no se sacan nunca a la luz, pero llega un momento, ese puto momento en que salen ellos solos, y entonces explotas. Y es que para curar las heridas de la vida el tiempo no tiene que ver, solamente las persona que la vida te va poniendo en el camino, en el destino, en ella misma.
No me quiero acordar de ti, pero es que tu corazón es difícil de olvidar.
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