Un sitio en el que no existen zapatitos de cristal, ni manzanas envenenadas, ni carrozas de calabaza, y donde los ratones no hablan. En ese sitio no existen las princesas delicadas a la espera de su caballero de brillante armadura. En ese sitio las ranas no se convierten en príncipes hermosos y valientes con un beso. En ese sitio los príncipes azules se extinguieron hace ya un tiempo, si es que alguna vez existieron. En ese sitio se mira mal a la gente que es diferente, no digo rara, solo diferente, donde los niños son considerados tontos. Es un sitio en el que lo más importante siempre es el futuro, incluso por delante del presente. Es un sitio en el que los buenos no son tan buenos y los malos son muy malos, sitio en el que no hay tiempo para perder el tiempo. Y ese sitio se llama realidad, la puta y real realidad.
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