
El tiempo fluye, de manera igual, en todo momento. Es la presencia de determinadas personas la que parece alterar la forma de pasar del tiempo. En clase parece una eternidad, y eso que solo es una insignificante hora. Hora esperada hora en la que suene el timbre y poder gritar, reír y hablar, lo que tú quieras. HORA DE LA LIBERTAD.
En cambio esas horas y horas que paso junto a él se me pasan como cinco minutos de reloj, que se me hacen cortos, demasiado cortos para decirle, para demostrarle todo lo que se merece. Él no se merece un mundo, oh no, él se merece un universo y se le queda corto. Si hay siete maravillas en el mundo yo acabo de encontrar la octava.
Odio el tiempo, el tiempo y sus infinitas formas de pasar, odio el tiempo cuando estoy lejos de ti.
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