¿Quién quiere comportarse como un roble ante un vendaval? En realidad siempre que necesitamos darle ánimos a alguien le decimos que tiene que ser fuerte y robusto como un roble. De lo que no se dan cuenta es que ante los vientos pequeños el roble se mantiene quieto pero cuando llega el vendaval, el roble se parte, se quiebra y se viene abajo. Prefiero ser como los juncos, finos, delicados y elegantes, que con los pequeños vientos se tambalean pero que cuando llega el vendaval solamente se doblan, sin llegar a partirse, para recuperar su forma habitual cuando este pasa. En esta vida todos deberíamos aprender a comportarnos como los juncos ante los problemas.
Puedo ser pequeño pero tengo un castillo, si te lo imaginas ya puedes entrar.
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