Sin ti me cuesta respirar.

¿A ti no te ha pasado nunca? ¿Nunca has tenido la sensación de que te ahogas cuando le ves marcharse? Sientes que la vida se te va poco a poco, que sin él cerca te falta algo de ti. No eres tú misma.
Cuando estoy a su lado me cuesta menos sonreír, me cuesta menos respirar. Veo todo de una manera distinta, lo bueno es genial, y lo malo es menos malo a su lado. Siento que cuando estoy a su lado puede pasar cualquier cosa imposible. Un cielo rosa chicle con nubes moradas a las cinco de una tarde cualquiera del mes de Agosoto. ¿Lo notas? A su lado soy CAPAZ, capaz de subir a la luna y quedarme a vivir allí mientras le tenga cerca, capaz de plantarme en una calle llena de gente y sin que me importe el qué dirán gritar que le quiero, que él es todo para mi. Capaz de ignorar las malas miradas y las lenguas perversas. Cuando estoy con él no existe nada más que los dos, nada más que tener su sonrisa a tres milímetros de mi boca.
Porque, ¿sabes? Para mí no hay nada más importante que quererle.



¿Sabes esa sensación de sentir mariposas en el estómago cada vez que le ves? Bien, pues algún idiota decidió llamarlo amor.